miércoles, 21 de julio de 2010

Por una mayor equidad de género en el Ejército y Armada Nacionales

Las mujeres obtuvieron el voto en México en 1953, en 1979 Griselda Álvarez se convirtió en la primera gobernadora (por Colima), en 1999 Elsa Karmina Cortés fue la primera mujer en servir como piloto de guerra y, apenas el año pasado, Andrea Cruz Hernández fue la primera piloto aviador militar en volar sin acompañante.

El paso de la mujer por el ámbito político y militar mexicano avanza lento, pero seguro. El día de hoy la Secretaría de Marina (Semar) anunció que a partir del periodo de clases 2010 – 2011, se admitirán mujeres a las licenciaturas de Cuerpo General, Infantería de Marina o Logística Naval. Hasta el momento, las mujeres en la Academia Naval podían aspirar sólo al grado de enfermera naval.

Esta nueva disposición podría no sólo aumentar la equidad de género al interior de la Armada Mexicana, sino también agrandar el número de nuevas reclutas para esta institución. Aceptémoslo, las carreras de Piloto de Guerra, Infantería de Marina, etcétera, atraen en estos días a más mujeres que la carrera de enfermería, para empezar, hay más oportunidades de asenso. Es más, si esto hubiera pasado hace cinco años, yo misma estaría en este momento en un buque de guerra.

Pero seamos realistas, lo que está haciendo la Semar, más que buscar la equidad de género, es adaptarse al contexto castrense actual. Tanto la Secretaría de Defensa Nacional (Sedena) como la Semar están hasta el tope de sus capacidades. Entre la guerra contra el narcotráfico y la implementación de planes del tipo DN3 ante desastres naturales, se hace evidente que de no aumentar sus niveles de enrolamiento actuales, el ejército y armada podrían verse en una crisis de personal en un futuro no muy lejano.

En este caso, matamos dos pájaros de un tiro: se abren más oportunidades profesionales para las mujeres y la Semar consigue más reclutas.

Aún son muchas las cosas que deben cambiar en cuanto al aparato militar mexicano (y en cuanto al gobierno en general) en cuestiones de género. Por ejemplo, el Reglamento del Estado Mayor Presidencial no contempla la idea de que una mujer fuese titular del ejecutivo nacional y eso que su última reforma fue en 2004:

"Corresponde a la Sección Sexta [del Estado Mayor], organizar, coordinar, conducir y supervisar las actividades oficiales de la esposa del Presidente de los Estados Unidos Mexicanos."

Claro, esto de ninguna manera representa una prohibición, pero sí es una muestra de que aún resulta inconcebible que ciertas ocupaciones y cargos políticos sean desempeñados por una mujer. Esperemos que la Sedena siga el ejemplo de la Semar y no pongan tantas trabas para el ingreso de mujeres a sus planteles.

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